Los niños y adolescentes que presentan problemas de comportamiento, son todo un desafío para nosotros, los psicopedagogos, que tenemos que comprender y aproximarnos a las posibles causas de dichos trastornos, para poder así iniciar un tratamiento que permita a dichos sujetos reinsertarse en los contextos familiares, escolares y sociales al cuál pertenecen.
Cuánto más pequeño es el niño, más difícil se hace el diagnóstico, ya que una característica de la primera infancia es que son inquietos, impulsivos y hablan todo el tiempo sin saber si realmente ellos escuchan las consignas o límites que nosotros, los adultos queremos que acaten.
Existen también, algunos problemas de salud mental con cargas emocionales, que provocan dificultades en la adaptación social.
Todos estos elementos son preocupantes para padres y docentes que ven perturbado el desarrollo esperable, en el sujeto que atraviesa estas problemáticas.
Se necesita de diagnósticos precisos y tratamientos médicos, psicológico y/o psicopedagógico. Con estos tratamientos se trata no solo de mejorar la situación del sujeto en cuestión sino de las personas de su entorno que podrían estar afectadas por el comportamiento del niño o adolescente.
El trastorno de conducta tendría sus orígenes en conflictos familiares, maltrato infantil o juvenil, abuso, pobreza, alteraciones genéticas, consumo de drogas o alcohol en los progenitores. Creo que no hay una sola causa que desencadene una problemática sino que es la interrelación de varias de ellas y de experiencias del contexto socio- cultural donde está inserto el individuo con dificultades.
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Entre los comportamientos más comunes solemos encontrar conductas agresivas y hasta perversas para con animales y personas, destrucción de objetos tales como juguetes o útiles escolares, robo, vandalismo, incendios, mentiras, engaños, impulsividad seguida de irritabilidad, en varias oportunidades intervienen en peleas físicas. En todas estas conductas, los sujetos que las originan, no sienten culpa por lo que realizaron y se justifican considerando que actuaron en defensa de sus derechos y su persona.
Los tipos de trastorno de conducta que necesitan ser tratados por profesionales de la salud son los siguientes:
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: tratamiento con neurólogo y terapia. Si el niño presenta dificultades escolares, muchas veces, se necesita un tratamiento psicopedagógico.
- Trastorno antisocial limitado al contexto familiar: terapia y tratamiento familiar y orientación a padres.
- Trastorno antisocial en niños no socializados: además de las terapias psicológicas y médicas, a veces, es necesario apartar al niño de su núcleo familiar si es abusado o maltratado.
- Trastorno antisocial en niños socializados: terapia psicológica y/o psicopedagógica..
- Trastornos antisociales con emociones mixtos (depresión o exaltación): terapia, muchas veces medicación psiquiátrica, orientación a padres, etc.
En la medida en que el comportamiento de los niños o jóvenes no mejora, o no reciben tratamiento, es esperable que ellos desarrollen también, problemas de personalidad.
Es importante resaltar que cuánto más temprano se realice el diagnóstico y tratamiento para estos problemas de conducta, mayores son las probabilidades que tendrá el sujeto de aprender mejores técnicas de adaptación y de prevenir algunas de las posibles complicaciones personales y sociales que estas patologías provocan.
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